El color de Minnelli y la voz de Judy

Vincente Minnelli nació en 1903 en Chicago y murió en California en 1986. Hizo 10 o 12 obras maestras, muchas de ellas musicales (Melodías de Broadway, Brigadoon, Un americano en París), pero también dramas (Cautivos del mal) y comedias incontestables (El padre de la novia). Con Cita en San Luis logró en 1944 ser su primer gran éxito en taquilla. Fue la segunda película más vista en los cines norteamericanos del Hollywood dorado sólo después de Lo que el viento se llevó.

En esta película Minnelli conoció a Judy Garland, que acabaría siendo su esposa en un matrimonio tortuoso que, sin embargo, funcionó a la perfección en otras películas que rodaron juntos como El pirata con Gene Kelly. En 1944 ella tenía 22 años pero ya era una estrella que había brillado con apenas 19 años en uno de los grandes clásicos del cine: El mago de Oz (1939).



Todo lo que pueda decir del entusiasmo que genera este musical resulta cursi e insuficiente. Si el cine es movimiento, color y música, Minnelli lo atrapa a la perfección desde ese inicial plano secuencia con el que se abre la estación del otoño.

No hay demasiados bailes pero hay dos de ellos prodigiosos, uno en la fiesta y otro en el tranvía. Ahí te das cuenta que la voz de la joven Judy y su encanto en cada uno de los movimientos están en el mejor entorno posible.



Cita en San Luis es entrañable, universal y sincera como muy pocas películas lo han logrado en el cine. Cada uno de sus personajes está definido con tanto detalle y humanidad que la historia nunca decae, insertando la música, las canciones y los bailes en el momento preciso. Todo ello con un diseño de arte del maestro Cedric Gibbons en el que resaltan los colores pastel y el famoso rojo Minnelli.

Era la primera gran película de Minnelli y evidentemente no fue una casualidad. Es uno de los grandes directores de la Historia del Cine y ganador de un Oscar al mejor director por Gigi en 1959.   

Calificación: 9

La decadencia mortecina de "Babylon Berlín"

En los últimos años 20 en Berlín una brigada antivicio investiga una red de pornografía asociada a la mafia rusa. Tom Tykwer (Corre Lola, corre, The International, Sense8) es el creador de esta serie alemana, la más cara  de habla no inglesa realizada en Europa. En los primeros capítulos queda claro su equidistancia con Boardwalk Empire, una ficción con la que comparte aciertos y errores.

La recreación de la época está muy cuidada en el vestuario, las localizaciones y la decoración de interiores. Esa atmósfera pre-bélica de tensión insostenible está muy logrado. La historia se centra en una trama de cine negro de gangsters y putas que Chandler o Hammett abordaron con indudable maestría en la literatura así como Billy Wilder, Fritz Lang o Houston en la pantalla grande. Pero aquí no hay esa sofisticación en los diálogos y ese encanto en la evolución de los personajes.



La aportación inestimable de Bryan Ferry

La serie tiene algunos momentos sensacionales que sorprenden en una historia plomiza, farragosa y muy ofensiva. Son las escenas en las que adquiere protagonismo el septuagenario cantante y compositor Bryan Ferry, que ha creado varios temas para la serie. El más imponente es Zu Asche, Zu Staub (A las cenizas, al polvo), una canción de tono decadente utilizada en los créditos de la serie y en una escena de cabaret muy elaborada en planificación y coreografía. Probablemente se trata de una de las mejor canciones compuestas para una serie de televisión en estos momentos de máximo esplendor de la pequeña pantalla.




Hay algún personaje maquiavélico construido con pericia, pero la serie no acaba de arrancar. Quizás sea porque el protagonista es un detective demasiado gris que interesa muy poco. Y en este género el policía tiene que ser aún más retorcido, seductor y corrupto que el gangster.

En el primer episodio Tom Tykwer incide especialmente en lo más sórdido, recreándose en una excesiva escena de pornografía blasfema que resulta innecesariamente ofensiva y explícita. Sin embargo el cineasta alemán no profundiza en los personajes ni en una investigación policíaca que carece de emoción, astucia y sorpresa.

Lo mejor de la serie es un reparto espléndido de actores alemanes de primera línea como Volker Bruch (RAF. Facción del Ejército Rojo, El hombre del corazón de hierro), Live Lisa Fries (La ola) o Leonia Benesch (The Crown, La cinta blanca), además del reconocido actor ruso Waléra Kanischtscheff (Somos la noche, En tierra de nadie)

Calificación: 6



"Los Hollar": Entrañable y bonita.... ¿Y qué?

Puede parecer que lo digo con mala intención. En absoluto. Hacer una película de sentimientos que reflejen la bondad humana es mucho más difícil que su contrario. Y una película buenrollista sentimentaloide y postiza es de lo más insoportable.

El actor John Krasinski (uno de los descubrimientos de la serie The Office) es director, productor y actor de esta amable película que cuenta la vida de una familia norteamericana de clase media, dos hijos, varias separaciones y divorcios, enfermedades, dificultades para afrontar la crisis económica. Todo bastante convencional pero contado con gracia y originalidad, con música indie ajustada a cada momento sin excederse en la duración.



El guion lo firma Jim Strouse (La vida sin Grace, Conociendo a Jim, Personas, lugares y cosas), uno de esos escritores experto en desarrollo de caracteres y en historias pequeñas.

En el reparto de la película estan un grupo de actores de esos que uno se lo llevaría envuelto y de regalo a cualquier lugar del mundo. Empezando por Margo Martindale (que me ganó en la 2ª de Justified), Richard Jenkins, Anne Kendrick, Sharlto Copley y el mismo Krasinski, uno de esos actores que irradia humanidad y bondad.

Los Hollar tiene humor y también emoción dramática con un metraje perfectamente ajustado a una historia pequeña y bien desarrollada. Aunque algunos personajes no acaban de estar bien cerrados, los protagonistas tienen un arco bastante completa que hace muy fácil conectar con ellos.

Calificación: 7  

"The Wizard of Lies": Devastadora

Esta película para televisión de la HBO cuenta la historia del que quizás sea el mayor estafador de la historia. Bernard Madof es el paradigma de la burbuja financiera que acabó por explotar en la crisis económica en Estados Unidos en 2008. Robert De Niro abandona sus maneras habituales y compone un personaje carismático y patético. Le acompañan en el reparto Michelle Pfeiffer como su mujer y Alessandro Nivola y Nathan Darrow como sus hijos, herederos de la culpa de su padre.

A mitad de película hay un tramo convencional y farragosa lleno de pesadillas que se podía haber ahorrado para que el metraje no llegase a los 133 minutos. Por lo demás, el guión es mordaz e inteligente al mostrar una tragedia desde diferentes perspectivas: los defraudados en la familia, accionistas, amigos, el desconcierto de los empresarios, la indignación popular, el cuasi-autismo infantil de Madof a la hora de dar explicaciones.

Barry Levinson, un director que no suele generar demasiado entusiasmo, se pone al nivel de sus mejores películas (La cortina de humo, Rain Man) y logra una película cruda e impactante. La escena del protagonista haciendo negocios en medio una fiesta con el sonido del tambor y los platillos como elemento de tensión es la más brillante de la película junto con un maravilloso plano final de Robert De Niro.

Calificación: 8

"Un italiano en Noruega": Lógico taquillazo

Checco Zalone es una especie de Santiago Segura en Italia, pero más elegante. Actúa y escribe el guion de sus películas que son siempre comedias muy italianas de éxito asegurado. Aquí interpreta a un funcionario que está dispuesto a lo que sea con tal de no perder su puesto cueste lo que cueste.

La película es divertida si se acepta la ligereza y los excesos acompañados de un buen número de golpes de humor ingeniosos que sigue el esquema tan trillado de Bienvenidos al Norte. Metraje corto y buen ritmo, con una banda sonora que va de Romina Power y Al Bano a Celine Dion. Un entretenimiento para un público amplio que no suele caer en la zafiedad.

Calificación: 6

"Blade Runner 2049": Ni ridícula ni fascinante

Después de meses de espera ayer pude ver la última película del que para mí es de los 3 o 4 mejores cineastas del momento: Dennis Villeneuve (PrisonersSicario o La llegada). Y en resumidas cuentas esta secuela no es ni tan ridícula como las últimas de Alien, ni tan fascinante como la obra original de Ridley Scott de 1982.



Lo mejor de la película son algunos giros de guion de Hampton Fancher que dan lugar a escenas muy logradas, la mayoría de ella en la segunda parte de la película. El argumento no repite lo que ya vimos sino que avanza notablemente en una evolución de personajes e historia muy sugerente. Además, visualmente la película tiene diseño propio, no tan rompedor como lo fue en el 82, pero no defrauda a las expectativas.

Ryan Gosling durante buena parte de la película vuelve a adquirir ese tono hierático heredero de Drive que tanto daño le ha hecho en su carrera y del que pensaba que había prescindido para siempre después de bordarlo en La La Land. En la segunda parte su personaje crece y él mejora, pero ninguna de los dos llega tan lejos como debería para que la película sea la obra maestra que podría ser con un argumento así.



Harrison Ford hace un breve pero brillante trabajo, al igual que Ana de Armas. Tenía un recuerdo horrible de esta actriz (aún tiemblo con el recuerdo de Por un puñado de besos), pero hay que reconocer que está muy bien con ese personaje novedoso tan difícil de interpretar. También intervienen Jared Leto y Robin Wright-Penn, pero sus personajes son más impersonales.

A pesar de todo esto la película se me ha hecho muy larga. A esos 163 le sobran 40-50 minutos claramente, sobre todo en una primera hora bastante plomiza. Esto hace que tardes mucho en conectarte a unos personajes que se pierden en el espectáculo visual, algunas redundancias agotadoras (la misma publicidad erótica que vemos hasta 3 veces) y varios diálogos muy evidentes, muy poco "noir". La película es solvente en casi todo el metraje pero no fascinante y espectacular.

Otro factor que no acaba de funcionar es la música, elemento clave de la carismática película de Ridley Scott.  Desgraciadamente Villeneuve se ha desentendido de el compositor que hacía volar películas como Sicario o La llegada y ha contado con Hans Zimmer que hace un trabajo muy poco destacable, a año luz de la intocable banda sonora de Vangelis de la película original.

Calificación: 7´5

"Cascos blancos": Bajo los escombros

Este mediometraje ganó el Oscar al mejor documental el pasado mes de febrero. Sigue el trabajo en Siria de 3 cascos blancos (voluntarios civiles que arriesgan su vida para descubrir supervivientes tras los ataques aéreos). 

El director de Cascos blancos es el británico Orlando von Einsiedel, cofundador de la productora Grain Media y que ya mostró su valía en dos documentales muy premiados: We Ride: The Story of Snowboard (2013) y Virunga (2014). En esta ocasión su película se centra en testimonios y en imágenes reales de los servicios de rescate. Sorprende como este equipo de civiles se profesionaliza en tan solo un mes de curso intensivo. A pesar de esta escasa preparación no dudan en prepararse para sus intervenciones nada más escuchar el sonido de los aviones militares, antes incluso que haya comenzado el bombardeo.

Las imágenes reales de cámara en mano muestran el riesgo de este grupo compuesto por hombres de entre 25 y 40 años, y también de los operadores que les acompañan para filmar el documental. Aunque se muestra el caos y la destrucción que generan los bombardeos el director no muestra a los cadáveres y heridos de guerra que vemos diariamente en los telediarios. El enfoque de este documental se centra en los cascos blancos como una fuente de esperanza en medio una masacre diaria de la población civil.

Este cuerpo de rescate asume como propio un lema del Talmud que también fue utilizado en La lista de Schindler de Steven Spielberg: “Quien salva a una vida, salva a toda la Humanidad”. Algo que no deja de sorprender en un grupo de musulmanes, pero que se explica muy bien viendo su capacidad de servicio humanitario, más allá de cualquier diferencia racial o religiosa.

Calificación: 8

"The Leftovers 3": Cierre por adelantado

Siempre ha sido una serie muy pensada para generar adictos y devotos desde la peculiaridad. En las dos primeras temporadas yo era uno de ellos. Pero ya la tercera y última temporada me ha agotado. No han renovado las bandas sonoras (los más original ha sido una versión más del Canon de Pachelbel) y los nuevos giros son más de lo mismo. Otras series se lo pueden permitir porque no dependen tanto de la sorpresa como ésta, pero Leftovers necesitaba reinventarse por tercera vez y creo que no lo ha conseguido.



Además en muchos capítulos el nivel de abstracción y desconcierto lleva fácilmente al aburrimiento. El viaje "astral" de la protagonista para volver a ver a sus hijos debía ser uno de los motores de la temporada y se queda en un insípida recuperación de tópicos de la Ciencia-Ficción. No vale sumergir desnudo en un misterioso líquido conector al personaje y "tachan tachán", bienvenido a una nueva dimensión-planeta-tiempo. Una señal evidente que a esta serie se le acabó la chispa y la gasolina en la segunda temporada, que tendría que haber sido la última.

Calificación: 6

"Kingsman 2" pierde la magia

A pesar de recuperar a Colin Firth (de una manera digna, aunque tampoco es para tirar cohetes), y de tener una buena escena de acción inicial, el retorno de Kingsman no está a la altura. En ningún momento se ven los indudables aciertos de la primera parte y se mantiene la zafiedad macarra e innecesaria de Mathew Vaughn (Kick Ass 1 y 2).

Se incorporan al reparto Pedro Pascal (el agente Peña de Narcos), Julianne Moore, Jeff Bridges, Chaning Tatum, Halle Berry e incluso Elton John. Todos ellos con personajes anodinos, diálogos y situaciones con muy poquita imaginación. Los 143 minutos se convierten en un circo el en que no hay ritmo sino acumulación de chistes bobos y una trama principal desarrollada con piloto automático. Se echan mucho de menos las sorpresas y la vitalidad de Samuel L. Jackson, ese comienzo estupendo con Money for nothing, el final con ese clásico de los 80 (Slave to love de Bryan Ferry), las escenas de entrenamiento, la trepidación de la escena de los paracaidas, el glamour estilo Bond de Colin Firth y la simpatía del joven aprendiz. Todo se ha ido al garete.

Una pena. Otra saga que degenera. Dejo uno de las escenas salvables de esta monótona película.

Calificación: 5

Lo que ví en el 65º Festival de San Sebastián (2017)

No ha sido un año tan bueno como 2016, pero hemos tenido una selección de películas bastante original con comedias y documentales muy valiosos. Os pongo por orden de preferencia las 35 películas que he podido ver.






No más películas de Pablo Escobar

Pablo Escobar es un personaje único para el cine, la TV y el documental. Pero ya ha dado mucho de sí. Es hora de dejar a este cadáver que repose en paz.

Calificación: 5



Glenn Close bien merece el Nobel

La historia me encanta. Con un poco más de desarrollo y bastante menos giros bruscos inverosímiles sería una gran película.

Calificación: 6

"The Leisure Seeker": Caravana cuesta abajo

Paolo Virzi hace su primera película en Estados Unidos con dos grandes actores y un guión "de otro" que no es Paolo Virzi. Se nota.

Calificación: 5



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