¡Ay Paquita! ¡Qué buen comienzo! ¡Y qué lástima luego!

Los 3 primeros capítulos de Paquita Salas son enmarcables. Divertidos, ingeniosos, ácidos. Esta representante de actores adicta a la bollería industrial podría ser un derivado más de Carmina Barros, Los Morancos, un personaje secundario de Almodóvar o una protagonista de La que se avecina. Y durante 3 capítulos no lo es. Tiene más recorrido, más inteligencia y una cierta dignidad en su ser cutre y zampadonuts. Incluso logra un dramatismo bastante funcional con canciones muy bien insertadas.



Esta mujer es todo coraje y hace lo imposible porque sus representantes lleguen al Goya. O al Oscar, porque ella vive lanzada con una autoestima a prueba de bombas. El ambiente que recrea la serie en estos primeros capítulos está muy logrado: todos en constante estado de postureo, de afectividad extrema que pasa del amor a la fobia más radical envuelta en una burbuja que apenas roza la realidad.

En esa línea la intro es sensacional, con una imagen voluntariamente degradadada, imágenes de los Goya de glamour casposo, las chicas de Azúcar Moreno bajando por las escaleras hacia el escenario luminoso. Y Paquita en frente del cartel de fritanga barata.

Los diálogos, el formato de falso documental, la cámara en plan Dogma 95, las interpretaciones, el ritmo de gags y situaciones es de comedia perfecta. Humor de personajes gruesos tratados con amabilidad, sin ceder a lo fácil y zafio.

Calificación de los 3 primeros capítulos: 8/10

Pero hay un momento en que la magia se pierde y la originalidad se convierte en trivialidad. Paquita pasa a encadenar gags torpes, mal interpretados por los secundarios, con muy poca chispa en las situaciones. La comercial de un sistema para adelgazar, la bruja que lee las cartas a todas las de la agencia de representantes, Andrés Pajares en su enésima aparición del rey del trasnochadísimo destape en una escena porno chacha, el baile y las canciones con tan poca imaginación. Y Paquita Salas enseñándole una pechuga al tío de Telepizza.

Todo suena tan redundante y visto que parece que la serie ha cambiado de productores, guionistas y directores. O que se les han acabado las ideas. Pero muy de golpe. Una pena, porque me iba a hacer fan de Paquita, iba a pedir que presentase los Goya, que hiciese una nueva temporada, más larga y que la pueda ver más gente. Pero me da miedo la esquizofrenia de la serie. Desde luego hay un talento que estaba ahí y espero que vuelva. Si es así, yo me apunto al equipo de esta nueva faraona de la tele española.

Calificación de los capítulos 4º y 5º: 5/10


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