Parpadeos vitales

Sólo podía hacer un movimiento. El parpadeo del ojo izquierdo: ese era su único medio de comunicación. Jean-Dominique Bauby, redactor jefe de la revista francesa Elle, padre divorciado con 3 hijos y apenas 42 años, sufrió un ataque cardiovascular en 1995 que le dejó un cuerpo completamente paralizado y una mente perfectamente consciente. Jean-Dominique vivió dos años más en esta situación en la que escribió un libro autobiográfico titulado La escafandra y la mariposa que en poco tiempo se convirtió en un éxito de crítica y público.

Julian Schnabel (Nueva York, 1951) recibió muy buenas críticas con esta adaptación cinematográfica con la que fue premiado en el último festival de Cannes como mejor director del año. Parte de un buen material, el libro autobiográfico de Jean-Dominique Bauby, una verdadera joya literaria que en su brevedad logra aunar humanismo y amenidad a la vez que huye de los vicios autocompasivos de muchos libros testimoniales. De una manera irónica y sencilla Jean-Dominique cuenta los pequeños viajes es capaz de realizar con su prodigiosa imaginación (la mariposa) desde su alma enjaulada en un cuerpo inmóvil (la escafandra).



Schnabel es consciente de las posibilidades visuales de un relato (metáforas visuales, planos desenfocados por la visión imperfecta del paciente, constantes saltos temporales y temáticos) y realiza una planificación atrevida a la vez que inteligible. Para ello ha contado con el director de fotografía habitual de Spielberg en los últimos tiempos: el polaco Janusz Kaminski (ganador de 2 Óscar por La lista de Schindler y Salvar al soldado Ryan). Desde este punto de vista la película involucra plenamente al espectador con planos cercanos y emotivos, que captan matices muy interesantes en unos personajes obligados a interpretar que no se derrumban ante la mirada del paciente inválido. Los actores, la mayoría conocidos intérpretes franceses excepto el eterno sueco Max Von Sydow, están a la altura.

Aparte, Schnabel ha contado con un buen guión de Ronald Harwood (ganador de un Oscar en 2002 por El pianista y escritor de otras adaptaciones interesantes como La versión Browning o el último Oliver Twist de Polanski). El guión es muy fiel al libro, manteniendo un buen ritmo en la narración y dejando detalles poéticamente sencillos que conmueven con medida. La diferencia fundamental es que Harwood se detiene más en los aspectos frívolos de la vida de Bauby: su carácter descreído y mujeriego, apenas esbozados en la novela. Esto hace que se intensifiquen algunos aspectos humorísticos del relato, y también que en algunos momentos la película pierda algunos metros de la profunda humanidad que rebosa el libro.



Aún así, la película desarrolla aspectos muy interesantes del vitalismo de Bauby, que huye de la autocompasión y se aferra a cosas pequeñas: su condición de padre limitado, pero padre al fin y al cabo, las cartas que recibe de sus amigos, la sensación de volver a la niñez en su invalidez… Estos detalles, a modo de breves parpadeos vitales, dan a la película la fuerza y el peso antropológico de las obras maestras.

Calificación: 8,5/10

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comments System

Disqus Shortname