Marvel se hace grande en pantalla pequeña: "Daredevil"

Siempre se ha tenido la convicción de que el cine de superhéroes es el máximo exponente del cine palomitero del siglo XXI. El 3D, el Imax o las butacas que se mueven al ritmo de Iron Man son elementos concretos del cine como atracción. Ése que según Spielberg y Lucas es el único que sobrevivirá el paso del tiempo.

Hasta ahora las series de televisión no habían logrado el éxito de Los vengadores o el prestigio de El caballero oscuro. Pero ha llegado Daredevil... Curiosamente un personaje maltratado por el cine con una versión muy olvidable protagonizada por un Ben Affleck en horas bajas (2003), y que en televisión es interpretado por un crecido Charlie Cox (Encontrarás dragones, Hello Carter, Moby Dick).


En esta serie creada por el ingenioso Drew Goddard (director y guionista de esa locura genial titulada La cabaña en el bosque) que produce Netflix, hay drama, historia y personajes que hacen algo más que pelear con una coreografía digna de un gran musical. Los créditos de la serie, el uso de los colores matizados en la fotografía, las localizaciones, los diálogos de ida y vuelta resumen una serie grande, la mejor de superhéroes hasta la fecha, bastantes lejos de sus loables perseguidoras (Gotham, Arrow, The Flash).  

Desde las primeras escenas del piloto (esa larga confesión del protagonista) al espectador le queda claro que no ha entrado en otro parque temático de velocidad frenética y argumento prototípico. Es una serie que se toma su tiempo, deja cabos sueltos y mide bien los tiempos de un argumento que tardará en aclararse. Dudo que a Nolan no le haya entusiasmado, hay mucho de sus mejores películas en cada uno de los episodios.

El éxito de la primera temporada de la serie ha llevado a la confirmación de una segunda sesión que llegará en 2016.

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