Mathew Vaughn, no te pases de listo

Ayer ví Kingsman, Servicio secreto. Y en cierta medida me pasó lo mismo que con la primera de Kick Ass: me gustan mucho algunas cosas y otras me parecen caprichos de niño mimado de Hollywood. Visualmente la película es un espectáculo impresionante, los actores disfrutan en sus divertidos papeles y hay diálogos brillantísimos. Mucho más que en la sobrevaloradísima Kick Ass. La fase de entrenamiento del joven Kingsman o el climax final son pletóricos, una verdadera gozada de creatividad.

Pero si en la película de Nicholas Cage (y sobre todo Chloë Garetz Moretz), se me indigestaba la simpleza y empatía con la que se retrata a la adolescente asesina en serie, en Kingsman me resulta estúpida y molesta la tópica y exagerada caricatura del cristianismo.

La escena de la matanza en la Iglesia a lo Kill Bill es de niñato engreído que no ve los telediarios en los que, día sí día también, esa misma carnicería no es de videojuego. En Siria, Irak, Egipto... las masacres de creyentes que han cometido el delito de ir a Misa no tiene ni puñetera gracia.

Supongo que a Mathew Vaughn no le afactará mucho porque no le amanezaran por ello y probablemente apenas tenga que responder preguntas incómodas en ruedas de prensa por su frivolidad. Es lo que tiene darle caña a los de siempre; que encima ponen la otra mejilla. Así que Colin Firth, para escandalizar a una estúpida feligresa radical, puede decir con toda paz en la película : "Yo soy una puta católica, actualmente disfrutando de personas con las que me acuesto fuera del matrimonio, especialmente con mi novio judío que trabaja en una clínica abortista militar". Después de decir esta retahila de tópicos, el elegante agente secreto enciende la play station y se lanza a cargarse a la parroquia entera como si fuese Beatrice Kido. Lo dicho, Mathew Vaughn no te pases de guay y de listo.

Calificación: 7,5


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